Nuestras capacidades y talentos
Muchos hemos oído hablar del efecto Pigmalion y el efecto Gólem vinculado al éxito o al fracaso. En el primero las expectativas positivas que tenemos y que otras personas tienen sobre nuestro rendimiento condicionará una conducta positiva, invitando a mejorar y al éxito. En el segundo caso, unas expectativas negativas, incidirán negativamente en nuestra conducta, invitando al abandono y al fracaso.
Según el investigador de la UAM, Jonathan Benito “La ciencia constata que no vivimos a la altura de las capacidades con las que nacemos, sino de las creencias que forjamos”.
Creer en nuestras capacidades es creer en nuestros talentos. Desarrollar nuestros talentos es desarrollar nuestras capacidades. Por este motivo el desarrollo de nuestras capacidades en su máximo potencial, deben partir de los talentos innatos con los que crecemos, lo que llamamos talentos raíz.
Si somos conocedores de nuestros talentos raíz, nuestra elección para desarrollar nuevas capacidades y/o habilidades deben ir en la línea de nuestros talentos innatos. Si somos personas empáticas con una sensibilidad a escuchar y acompañar a los demás, es ahí donde debemos trabajar nuestras nuevas capacidades. El crecimiento de las capacidades será exponencial, sobresaliendo a otros perfiles y aportando todo nuestro potencial a nuestra entorno laboral.
Por este motivo las empresas no solo deben invertir en adquirir el talento fuera de sus empresas, sino que debe invertir especialmente en hacer conocedores a sus empleados de sus talentos y facilitar el crecimiento de sus capacidades.